En cierta ocasión le preguntaron al genial Borges cómo se hizo el mundo, y el escritor contestaba con cierto desdén, que había sido un sereno viaje a medio camino entre el destino y el azar…La palabra “azar” proviene del árabe, concretamente de la palabra “zahr”, que significa dado, y que a su vez recibe ese nombre de “al-zahar” que era la palabra con la que se designaban a las flores de los naranjos las cuales se representaban en los dados.
Últimamente leo por esta red, infinidad de gurús y maestros que tienen muy claro cómo elegir el camino, e incluso aportan sabias consideraciones para que otros conduzcan adecuadamente sus vidas.
Como ya he dicho en alguna ocasión, acumulo cierta juventud, y he aprendido que muchas veredas recorridas cobraron sentido mucho después de transcurrido el trayecto. Como aquellos famosos puntos que se unen, de los que nos hablaba Steve Jobs en Stanford. Es casi tan mágico como algunos discos y grupos que no soportaba en mi adolescencia, y con los que ahora me deleito apasionado en algún momento de relax (aunque sea escuchándolos en streaming ya que hay que evolucionar).
Por concluir, no tengo claro si todas las metas conseguidas tienen un origen. La sensatez me indica que hubo algo de destino y de azar, que sobre esto se forjó un carácter, y que para disfrutar del rumbo correcto alguna vez saltamos de seguridad de la cubierta del barco, nadando en mar abierto contracorriente, y ese coraje pudo marcar alguna diferencia.
Quizás por eso entre ese fino equilibrio y la senda dorada que nos une, entre el destino y el azar, en mi perfil de esta red reza….Tengo el rumbo, no necesito evaluar si falta mucho o poco, si voy a llegar o no, ni qué haré después…He aprendido que el verdadero significado está en el viaje y que el sentido radica en la elección del camino.
Sean Felices